viernes, septiembre 02, 2005

Om Mani Padme Hum, I don’t give a shit


Hong Kong... somewhere over the rainbow

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A veces nos cruzamos con personas con las que compartimos algo especial y que nos hacen la vida más alegre sin poder decir muy bien por qué. Es posible que todo lo que nos sucede sea por una razón...

Llevaba un tiempo perdido en la gran ciudad... Miraba por entre las rejas que enmarcan la ventana del diminuto piso de Yann, como una abeja asomando la cabeza en la celda de un gigantesco panal. Eran las diez de la mañana pero el exterior era un mundo de oscuridad, una noche sin luces, como si un gran apagón hubiera sumido la ciudad en las tinieblas. Había estado lloviendo desde que puedo recordar, todo el mundo estaba de vacaciones menos yo y el día anterior había sido mi cumpleaños, que había celebrado de manera bastante accidentada ... no sé, se habían acumulado bastantes cosas y llevaba unos días enfadado con el mundo y sólo tenía ganas de volver a refugiarme en mi isla desierta... tal vez después de aniquilar unos cuantos millones de marcianos en el ordenador me sintiera mejor...los genocidios simulados siempre ayudan a liberar tensiones... ^_____^

Pero uno se debe a sus amigos. Heather, una amiga americana profesora de yoga que está viviendo en Korea, vino para pasar unos días en Hong Kong y renovar su visado a cuenta de un cambio de trabajo (ahora va a dar clases de yoga en el ejército americano :), justo a tiempo para rescatarme del gris que amenazaba con engullirme. Me reuní con ella nada más bajar del Airport Express, el tren que conecta el aeropuerto y la city (muchos de vosotros ya lo conocéis ;) y los días siguientes me olvidé un poco de todo. Incluso el tiempo mejoró, y más que hacer yo de guía turístico, fue ella quién ejerció de guía espiritual, arrastrándome a restaurantes de comida orgánica, a la kasbah, donde fumamos la shisha reclinados sobre los mullidos cojines mientras sorbíamos el té marroquí, al museo del té... un agradable soplo de aire fresco, pero, sobre todo, charlamos mucho y, todavía más, nos reímos.

Lo más divertido fue la noche del lunes, cuando acabamos por irnos a dormir, más por obligación moral que por ganas, a las cuatro de la mañana, después de haber estado hasta esa hora en la azotea tocando la guitarra, charlando y haciendo ofrendas de humo a los dioses para estar más cercanos a ellos. Hablamos mucho de temas espirituales, de meditación... algo que siempre me ha interesado mucho pero que había dejado un poco de lado últimamente, y disfruté mucho con la conversación y con la idea de retomar estos temas en cuanto tenga tiempo...

aura
Heather, próxima a la iluminación

En fin, llegó la hora de irnos a la cama y Heather, a quién yo amablemente había cedido la cama doble para dormir en el suelo (privilegios del gurú), se tumbó en diagonal con los piés en la cabecera de la cama y yo, humildemente, pregunté:

¿Tiene algo que ver con la posición de los puntos cardinales? ¿Es importante seguir las líneas magnéticas de la tierra?

A lo que ella me respondió riéndose:

“I don’t give a shit!” o sea, para los hispanoparlantes, "¡me la repampinfla!"

Hacía mucho que no me reía tanto. Apagamos la luz y todavía seguíamos riéndonos, yo reprochándole lo mal gurú que era y ella convenciéndome de la verdad universal que reflejaba este mantra, cosa que tal vez sea cierta. El caso es que, aunque Heather haya regresado ya a Korea hace unos días, yo me encuentro en paz y muy contento, reconciliado con el mundo y con "PEACE&LOVE" en el cuerpo, como hace mucho que no me sentía. Un poquito más cerca del Nirvana... y si el mundo se empeña en hacerme cambiar de opinión, cierro los ojos, me concentro y repito entonando este mantra: