martes, marzo 29, 2005

El año en que vivimos peligrosamente...

He estado un tiempo desconectado del weblog, en parte por vacaciones y en parte peleando con esos demonios interiores que siempre me persiguen y con los que no tengo más remedio que acostumbrarme a convivir... aquí, lo más interesante que he hecho mientras he estado ausente del mundo cibernético:

A veces se me olvida que estoy en el otro extremo del mundo, viajando constantemente y viviendo tantas experiencias, y tan cargadas de emociones y sentimientos, que no tengo tiempo para asimilar todo lo que vivo, para darme cuenta de que soy el protagonista de una historia maravillosa, de que las aventuras de cuento del Capitán Augustus... son las mías...

El fin de semana pasado, mi amigo Iñigo, el becario de informática de Tokyo, se acercó por fin a visitarme para pasar juntos tres días.

La aventura más reseñable del finde comenzó el viernes. Tras recoger a Iñigo en el aeropuerto y sin tiempo para dejar las maletas, nos juntamos con Yann y nos plantamos en el Senses, un local escondido que me había recomendado Robert, mi anterior casero (director de cine, diseñador de moda y gay). Allí nos encontramos con el ambiente bohemio de Hong Kong, en un sitio tranquilo y coqueto donde, gracias a Chuby, un perro amante del queso Brie que se parece mucho a Stitch, el chucho de mi hermana (menos en gustos... Stitch prefiere el solomillo), nos hicimos amigos de unos chinos locos que nos llevaron a cantar a un karaoke. Alitas de pollo, dim-sum y alterne entre canciones chinas y típicas hasta después del amanecer. En la foto, que recoge varios momentos del fin de semana, se puede ver el principio de una bella amistad entre Yann y Chuby. ^_____^
Despues, subimos a mi azotea a saludar al sol y caimos rendidos en la estrechez de mi nuevo cuarto.

Durante el resto de su estancia en Hong Kong, recorrimos la ciudad de cabo a rabo, perdiéndonos en sus callejuelas, sus mercadillos, sus cafés clandestinos, sus islas, sus rascacielos y sus anocheceres, pero lo mejor fue la compañía...volver a vernos y poder charlar y reirnos juntos. Creo que a los dos nos hacía mucha falta.


chinos


Unos días después, por semana santa, aproveché las vacaciones para acercarme con Yann, Malilla y Pechuga hasta Yunnan, en el suroeste de China y cerca del Tíbet. Pueblos de postal, minorías étnicas y paisajes increíbles. Viajes nocturnos en autobuses con cama y excursión a la nieve (3800 m de altitud) a caballo (aunque tuve que caminar a ratos porque la pendiente era excesiva y mi caballo no era el más grande... el guía, que ni siquiera hablaba mandarín, sino un dialecto local, me echó, "a ojo", unos 100 kilos...) , un vaso de alcohol de arroz en el campamento base para retomar fuerzas y regreso al calor y la humedad de Hong Kong, que había esperado vergonzosamente a nuestra marcha para mudar de clima. Una foto no era suficiente para expresar todo lo que quería decir (supongo que no importa el número de fotos... o de palabras... nunca será suficiente), pero aquí hay unas cuántas.


Yulong

Por último, una recomendación: 36 Quai des Orfevres, una muy buena, aunque muy dura película francesa dirigida por Olivier Marchal con Depardieu en un gran papel.

Sin ánimos para entrar hoy en profundas consideraciones filosóficas, me despido con mucho cariño de todos aquellos que tengo demasiado lejos (hay quien me ha dicho que demasiado es una palabra con connotaciones negativas, pero yo creo que significa todo lo contrario... que me gustaría teneros más cerca :)


Desde el otro lado del mundo...

Capitán de Goleta Augustus Lucero

martes, marzo 01, 2005

Parte de mí...

Conforme se acerca el final, sobre todo teniendo en cuenta la rapidez con la que el tiempo pasa aquí, me siento más cómodo en Hong Kong. Hoy me mudo de vuelta a la gran manzana del pecado, a Causeway Bay, con dos franceses que parecen bastante majos y a cinco minutos de "El albergue", la hospitalaria morada de pechuga, yann, malilla y ganmao, el principal motivo de mi regreso.

Por fin, después de más de un año, comienzo a sentir que formo parte de esta ciudad, y ella de mí. Es un Hong Kong distinto al que se ve normalmente y totalmente diferente a aquel en que viven casi todos los españoles, y expatriados en general.

El domingo fui al entierro de un familiar de uno de mis amigos chinos. La cermonia resultó para mí de lo más extravagante. Se suponía cristiana pero no tenía casi ninguno de los ingredientes de la misma, a la par que incorporaba gran cantidad de elementos budistas, la misa fue enteramente en cantonés y en el transcurso de la misma no pude evitar algunos cabeceos que espero fueran tomados por sentidas oraciones. Pero, el que mis amigos chinos me incluyeran en su vida de esta forma, el compartir algo tan personal, además de salir e ir a jugar al fútbol me hizo sentir muy diferente. Una sensación muy agradable. Creo que poco a poco estoy encontrando mi sitio.

Por lo demás, fin de semana loco con fiesta rave en un almacén abandonado organizada, como no, por Martin, Le commandant. ¡Increíble!


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Desde Hong Kong, ASIA'S WORLD CITY... JOI GIN! (Hasta la vista, baby :)